El Rey Juan Carlos, su anécdota con un perro en Sanxenxo ante la divertida mirada de la infanta Elena

Se ha hecho de rogar 48 horas, pero hoy por fin hemos podido ver -en condiciones, y con muy buen aspecto- al Rey Juan Carlos. Y es que tras su llegada a España este miércoles, la discreción ha sido la tónica dominante de esta octava visita del Emérito a nuestro país desde que ínstaló su residencia en Abu Dabi en agosto de 2020.

Antes de ir a Sanxenxo, el padre del Rey Felipe VI hacía una parada técnica en Vitoria para ir a la clínica del doctor Eduardo Anitua y someterse a un chequeo médico y al tratamiento rico en plasma y vitaminas que ha contribuido a que en los últimos tiempos haya recuperado movilidad.

A media tarde Don Juan Carlos aterrizaba en Vigo y, como en todos y cada uno de sus viajes anteriores, se desplazaba inmediatamente a la casa de su gran amigo Pedro Campos en Sanxenxo, de donde no había salido hasta ahora. Ayer, a última hora, era la Infanta Elena quien llegaba a la localidad pontevedresa para pasar el fin de semana con su padre, demostrando una vez más la estrecha relación que tienen.

Y este viernes, por fin, el Emérito ha cumplido con el objetivo de su nueva visita, regatear al timón de ‘El Bribón’. A pesar de que las previsiones meteorológicas no eran demasiado favorables, finalmente ha salido el sol y Don Juan Carlos y su primogénita han acudido al Club Náutico de Sanxenxo para comenzar los entrenamientos de cara a la competición de vela que arrancará mañana y en la que el monarca pretende participar.

Mientras doña Elena se ha mostrado encantada de estar de nuevo con su padre y ha reído abiertamente mientras conversaba con los presentes, el Emérito, con pantalón y camiseta técnicas en azul marino, chaqueta deportiva en azul claro -a juego con su hija- ha protagonizado la anécdota de la jornada.

Y es que el perrito de una mujer con la que ha conversado de lo más sonriente no ha dudado en acercarse hasta el punto de lamerle la cara demostrando lo bien que le había caído. Un gesto del can al que Don Juan Carlos ha reaccionado encantado, presumiendo de su amor por los animales.

Poco después, el Rey se subía a su embarcación con esta amiga, con la que ha posado de lo más divertido para su hija doña Elena, que sin perder la sonrisa en ningún momento ha ejercido de improvisada fotógrafa antes de comenzar sus entrenamientos con sus respectivas tripulaciones.

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