Nada había hecho romper el silencio del nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, desde el día de las elecciones. Ni la crisis energética que ha provocado cortes de electricidad de dos a cuatro horas diarias en todo el país y pérdidas millonarias en la economía. Ni los focos de violencia que se encienden en la Penitenciaría de Guayaquil. Ni el hueco fiscal que recibirá el Gobierno. En más de 15 días, no se le escuchó una opinión hasta que se hizo pública la intención de Rafael Correa de supeditar las negociaciones con otros grupos políticos en la Asamblea a llevar a juicio político a la fiscal general del Estado, Diana Salazar. “Hay algunos principios que son innegociables”, dijo el mandatario esta semana desde Estados Unidos, uno de los países donde se detuvo después de su gira por Europa. Allí dejó claro que no apoyará un juicio a la fiscal: “Debemos proteger a individuos como ella”.Seguir leyendo