Sebastián tiene 44 años y es profesor de matemáticasAntes, muchísimos años antes de estar en el punto en el que está hoy, Sebastián creía que había una única manera de formar una familia. Es heterosexual y el modelo clásico parecía el único posible. Se suponía que algún día iba a conocer a “la mujer indicada”, se iba a poner en pareja, iban a querer tener hijos e iban a poder: todo iba a suceder así, muy naturalmente. El mandato tradicional era claro: tener un hijo estaba atado a tener pareja.Sebastián Álvarez tiene 44 años, es profesor universitario de matemáticas y vive en Mar del Plata. Se separó hace un tiempo por lo que es, además, soltero. No soltero a los 20 ni a los 30: soltero a la edad en la que, según el modelo no escrito, se supone que ya debería estar criando hijos.Vive en Mar del Plata y es soltero desde hace 4 añosLo que hoy busca no es lo que se encuentra en Tinder: “No busco sexo, amor, ni pareja”, cuenta a Infobae. Como tener un hijo solo no está dentro de sus planes, lo que busca es encontrar a una mujer, en principio desconocida, que quiera concebir y criar a un hijo a medias con él.“Me separé de mi última pareja cuando yo ya tenía 40 años”, arranca. El deseo de tener hijos había existido pero habían aparecido dificultades que los tratamientos de fertilidad no habían logrado resolver.“Fue un desgaste enorme y bueno, estuvimos cerca pero no se concretó. La cuestión es que me separé pero el deseo de ser padre no se fue, y a partir de ese momento empecé a pensar: ¿y ahora? ¿tengo que empezar todo otra vez de cero? ¿encontrar una novia, conocernos, convivir, ver si la pareja funciona, para luego tratar de tener un hijo? ¿cuánto tiempo me va a llevar eso, si es que pasa? ¿voy a seguir teniendo ganas no sé, a los 50?”.”¿Tengo que empezar todo otra vez de cero?”, se preguntó cuando se separóClaro que ya existían, al menos en los medios, muchas historias de madres y padres sin pareja, aunque por lo general, de famosos y con otro tipo de recursos: un Marley, un Flavio Mendoza, una Luciana Salazar con margen de maniobra para apostar a la subrogación de vientre en Estados Unidos y convertirse en “madres o padres solteros por elección”. En el caso de Sebastián, ser padre solo, así o a través de la adopción, no era parte del plan.“Tal vez por cómo fue mi madre tengo la idea de que la madre es fundamental. No quiero menospreciar el papel del padre, pero siento eso. Entonces me considero un poco egoísta si decido tener un hijo solo y no le doy la posibilidad de tener una madre. Esa es mi opinión, hay mucha gente que puede tener un hijo solo y está perfecto. En mi caso, es una opción que directamente no contemplo, por eso me metí en todo esto”.Desde hace 3 años empezó a informarse sobre la “co parentalidad”“Todo esto” es una posibilidad poco difundida que se conoce como “co- parentalidad” o “co- mapaternidad”. Se trata, básicamente, de que dos personas desconocidas que quieran tener un hijo se unan con el objetivo concreto de gestarlo -sea a través de sexo, cánulas con esperma o tratamientos de fertilidad- y compartir luego la crianza, los derechos y las obligaciones sobre el hijo pero no la cama, la casa ni la vida amorosa entre los adultos.Un aviso en las redes“Hola, soy Seba de Mar del Plata. Me gustaría conocer a una mujer para llevar a cabo una copaternidad presente, amorosa y responsable”, escribió Sebastián hace un año en el grupo cerrado de Facebook “Copaternidad Argentina”, que tiene 1.100 miembros y, por ahora, ningún caso que se haya concretado.Que no haya habido “casos de éxito”, sin embargo, no significa que no existan en Argentina. La historia que en 2019 contaron en Infobae Virginia Laino y Braulio Bauab es prueba de eso: “Nunca fueron pareja ni tuvieron sexo, igual formaron una familia: la historia de dos solteros que se unieron para ser “co-padres”, fue el título.Es, precisamente, la historia de dos profesionales solteros que deseaban tener un hijo pero no solos. Alguien los había presentado -no con fines amorosos, porque él es gay- y hoy crían juntos a Vera, la hija de ambos. “O sea que cada uno vive en su casa y se reparten las tareas… como padres separados”, fue lo que más escucharon en aquellos tiempos. “No, respondía Virginia: “En nuestra relación no está el conflicto de una separación. Nunca usamos a nuestra hija como trofeo de guerra, algo que suele pasar en las separaciones”. Braulio se hizo conocido un tiempo después, cuando se puso en pareja con el periodista Luis Novaresio.Virginia Laino, Braulio y VeraLa cuestión es que Sebastián se sumó al grupo de Facebook y a otras páginas específicas, como Coparentalnet.com, Coparentalys.com, Copadreslatinos.com, aunque se encontró con un nuevo obstáculo. Todas son páginas pagas: uno paga para hacer “match” con la mujer que le interesa pero si esa persona no pagó no puede recibir el mensaje.Los casos empezaban a aparecer en los medios, especialmente los de famosos que habían sido padres o madres con amigos. El primero, y tal vez por eso el más resonante, fue el del actor Guillermo Pfening, que en 2014 tuvo una nena con una amiga. También Agustina Kämpfer contó en 2019 que había decidido gestar a Juan con un amigo y compartir las tareas de crianza.El actor Guillermo Pfening decidió ser padre junto a su mejor amiga y, fruto de esa relación, en diciembre de 2014 nació AsiaPero Sebastián no tenía una amiga disponible con quien hacerlo, por lo que siguió adelante con su búsqueda pública. Lo hizo después de evaluar los miedos y las ventajas que, cree, supone optar por una familia por fuera de la norma. De a poco, empezó a desatar: “¿Por qué uno, cuando está bien en pareja, piensa que esa persona va a ser una buena madre o un buen padre? Tal vez sí, tal vez no: una buena pareja no garantiza que sea una persona que vaya a cumplir bien el rol de madre o padre”, pensó.El miedo, entonces, fue cómo elegir a la persona con quien hacerlo, cómo evitar que el ser desconocidos les juegue a todos una mala pasada.Agustina Kämpfer contó en 2019 que había decidido gestar a Juan con un amigo y compartir las tareas de crianza“Mi idea siempre fue decir ‘bueno, primero nos conocemos un poco, nos transformamos en amigos y vemos si compartimos un montón de criterios de crianza básicos y no tan básicos. Pero ¿cómo hacés para conocer realmente a esa persona en profundidad? Yo creo que ahí es imposible, es un poco la intuición”, explica a Infobae.Esos criterios básicos de crianza son para él innegociables: “Yo estoy muy de acuerdo con todo lo que es la crianza respetuosa, amorosa y presente desde el inicio. Una crianza más tradicional, por ejemplo, basada en premios y castigos o una educación demasiado estricta no sería mi estilo. Mi idea es educar hablando, estar presente, no como era antes, cuando el padre sólo se ocupaba de darle al hijo todo desde el punto de vista material y no, por ejemplo, tomarse un rato para ir a jugar a la plaza”.Postal de las primeras vacaciones de Kämpfer y su hijo (Foto Instagram)Su idea, además, es dividir a medias el tiempo, las obligaciones y los gastos. “Criar juntos sin vivir juntos”, lo resume, aunque sabe que al comienzo, cuando el hijo es bebé y lactante, el reparto no sería a medias. “Claro, no voy a pretender a los tres meses decirle ‘se queda tres días con vos, el resto conmigo’, para nada”. Una opción podría ser convivir durante los primeros seis meses y luego organizar la distribución del tiempo.“Creo que es una forma de familia que también tiene sus ventajas. Al solo emplear la mitad del tiempo se puede mantener algo de la libertad que tenemos los solteros. Conozco muchas historias de parejas con varios hijos que quedan, entre comillas, esclavizados”, describe. “La otra ventaja que le veo es que la pareja no se va a agotar, a desgastar, justamente porque no hay pareja”.Su plan es ofrecerle, entre otras cosas, tiempo. “No me gustaría que lo cuidaran los abuelos 9 horas por día. No digo que esté mal, cada uno hace lo que le parece y puede, en mi caso me gustaría que sea con padres muy presentes”.”Estar sin pareja no significa estar solo”, aclaraSebastián ya no tiene prejuicios, no le da vergüenza que su historia parezca la de un “solterón” desesperado.“Creo que la gente percibe al solterón como infeliz, que sin pareja no puede estar bien. Yo creo que no, que estar sin pareja no significa estar solo. Y en ese estar y sentirse bien está bueno tener la posibilidad de cumplir el sueño de ser padre”, cierra. “Cuando tenés tantas ganas de concretarlo no te importa el qué dirán como te importaba antes. Y bueno, si hay que ir por caminos alternativos para lograrlo, bienvenido sea”.SEGUIR LEYENDO:Nunca fueron pareja ni tuvieron sexo, igual formaron una familia: la historia de dos solteros que se unieron para ser “co-padres”Agustina Kämpfer confirmó su embarazo: “Somos dos amigos que decidimos tener un hijo”Paternidad entre amigos: el camino que eligen los Millennials para tener hijos