Millones de desplazados ucranianos, ante un futuro cargado de incertidumbre tras dos años de guerra

Millones de desplazados ucranianos se enfrentan a la incertidumbre y la inseguridad tras dos años de invasión rusa, una guerra que ha dejado a su paso una destrucción masiva con grandes repercusiones sobre una población ya acostumbrada a los continuos bombardeos y ataques que se producen a diario en la práctica totalidad del país.

El futuro de más de seis millones de ucranianos que siguen buscando refugio en el exterior sigue en el aire, mientras que casi cuatro millones de personas se encuentran desplazadas a nivel interno y necesitan asistencia para hacer frente a unas vidas que se encuentran, de momento, a la espera de ser reanudadas una vez el conflicto llegue a su fin.

A medida que la invasión continúa, las condiciones humanitarias siguen empeorando en el país, donde cerca del 40 por ciento de la población necesita apoyo humanitario y protección de algún tipo ahora que se cumple, además, década de enfrentamientos en la región de Donbás, en el este de Ucrania.

La mayoría de estos refugiados viven en países vecinos como Polonia, donde se concentran en ciudades como Varsovia, Breslavia, Cracovia, Poznan y Gdansk, además de Moldavia. “Su situación varía. Algunos han encontrado trabajos y viviendas para alquilar, y tienen a sus hijos en la escuela. Pero un gran número sigue buscando un lugar donde vivir y un trabajo para poder tener ingresos”, ha aseverado la representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Ucrania, Karolina Billing, en declaraciones a Europa Press.

Así, ha descrito una situación “relativamente estable” durante el último año, la cual se ha visto caracterizada por un “movimiento pendular”. “Los ucranianos que vuelven lo hacen con visitas cortas, para visitar a sus familiares, verificar el estado de sus propiedades y analizar la situación sobre el terreno, con vistas a regresar más adelante”, ha explicado.

En este sentido, ha destacado la labor de los países europeos, que han sido “ejemplares a la hora de dar el estatus de protección temporal a unos ucranianos que (…) no huyen por la persecución ni la acción de su Gobierno sino por la invasión y la guerra total de Rusia”.

“En muchas otras situaciones que generan refugiados en todo el mundo las personas huyen por un conflicto con el Estado. En el caso de Ucrania, el Gobierno quiere que los ciudadanos regresen a sus casas. Los desplazados internos reciben apoyo gubernamental e institucional”, ha dicho antes de instar a la comunidad internacional a “mantener la protección” otorgada a estos refugiados.

“Esta protección debe continuar porque la invasión todavía está en marcha. La guerra continúa. Tenemos ataques contra ciudades y áreas casi a diario en Ucrania y no sería conveniente forzar o presionar ahora a la población para que regresen”, ha afirmado Billing, que ha señalado que cerca del 50 por ciento de los menores refugiados no están actualmente escolarizados en aquellas ciudades en las que residen.

La velocidad de desplazamiento en Ucrania ha marcado una crisis humanitaria que muchos comparan con la Segunda Guerra Mundial. “Un millón de ucranianos huyeron en los días siguientes al estallido de la guerra y, durante los primeros doce días, esta cifra ascendió a dos millones. Tras seis semanas, hablábamos de 4,3 millones de personas. Esta escala de desplazamiento es la mayor desde la Segunda Guerra mundial y eso ha sido excepcionalmente dramático”, ha puntualizado.

No obstante, Billing ha explicado que unos 900.000 ucranianos han vuelto al país durante un periodo mínimo de tres meses. “Nuestra postura es que las personas deben siempre tener el derecho a decidir por sí mismas cuándo es seguro y posible volver. Al mismo tiempo, recomendamos no presionar o forzar a los ucranianos para que regresen porque la invasión sigue adelante”, ha puntualizado.

“Su decisión debe ser respetada. También debe haber un apoyo dentro de Ucrania para ayudar a la recuperación y la reconstrucción de las áreas afectadas por la guerra para que los refugiados que decidan volver de forma voluntaria puedan recibir ayuda para reparar su casa, por ejemplo”, ha manifestado.

DESPLAZADOS INTERNOS

Durante los primeros meses de la invasión rusa, un gran número de personas huyeron a zonas del oeste de Ucrania. Posteriormente, a mediados de 2022, se ha registrado un movimiento de estos desplazamientos hacia el centro y el este del país. Según datos de ACNUR, la mayoría de los desplazados internos ahora se encuentran en provincias como Dnipró y Járkov, situadas más cerca de la frontera con Rusia.

“Esto es un signo de que la gente quiere quedarse tan cerca de sus casas como sea posible y de que esperan poder volver a sus hogares algún día. (…) Son personas que huyeron dejando todo atrás: sus casas, su trabajo, sus ciudades. Necesitan un lugar donde vivir y encontrar asistencia y trabajo para mantenerse. Ese es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan”, ha puntualizado Billing.

Además, ha subrayado la importancia de que los desplazados cuenten con ayuda legal dado que muchos de ellos han tenido que huir y carecen de documentos de identidad o certificados de defunción pertinentes.

“Algunos tampoco han podido registrar el nacimiento de sus hijos”, ha alertado la representante de ACNUR antes de indicar que la agencia de la ONU cuenta con un programa de asistencia para ayudar a cubrir los gastos del alquiler. Billing ha confirmado que el Gobierno ucraniano cuenta a su vez con ayudas, si bien el sistema de protección social se encuentra saturado ante el gran número de afectados.

Un informe del Consejo Noruego para Refugiados señala que el 47 por ciento de los desplazados en el este y sur de Ucrania han denunciado la destrucción completa o parcial de sus viviendas, mientras que el 57 por ciento de los desplazados llevan fuera de sus casas más de 18 meses.

SITUACIÓN DE LA INFANCIA

La guerra ha provocado el desplazamiento de un gran número de niños, que se han visto gravemente afectados por el aumento de la violencia. Se estima que en torno al 24,4 por ciento de los desplazados son menores, la mayoría de ellos de edades comprendidas entre los 10 y 17 años.

“La guerra es traumática para un niño y para un adulto, pero para un niño vivir con alertas y sirenas a diario, escuchar el sonido de explosiones, estar separado de sus padres o vivir en un centro colectivo, lejos de su casa y escuela (…) es un trauma enorme”, ha expresado Billing.

La situación de inseguridad que se vive en todo el país afecta especialmente el acceso a la educación de los menores, que acuden en ocasiones a escuelas instaladas en estaciones de metro debido a que los centros convencionales carecen de refugios antiaéreos que garanticen la seguridad del alumnado.

La representante de ACNUR, que ha dado las gracias al Gobierno y la población española por la financiación ofrecida a la agencia –que facilita la asistencia en materia de alquiler para las personas que han sido evacuadas o se han visto forzadas a desplazarse– ha informado de que el objetivo durante este año es ofrecer asistencia a millones de personas y reparar unas 36.000 viviendas.

Para ofrecer la asistencia necesaria, la agencia ha solicitado unos 993,3 millones de dólares (unos 920 millones de euros), de los cuales casi 600 millones (alrededor de 555,7 millones de euros) irán destinados a los desplazados internos, mientras que el resto se destinará a los que se encuentran en el exterior. No obstante, las necesidades en Ucrania solo están financiadas al 13 por ciento y la falta de financiación podría llevar a ACNUR a reducir significativamente sus actividades esenciales.

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