Lecturas de fin de año. Reflexiones, poemas y un cuento para volver a ilusionarse en 2023

escucharescucharTodos somos, decía Kipling, como niños en Año Nuevo. Tal vez el último día del año no es el más indicado para empezar a leer la nueva novela o el libro de ensayos, ni para terminarlos, pero hay tiempo para disfrutar de los versos de un poeta, reflexionar con el fragmento de la obra de un filósofo o sonreír con el cuento de una nadadora única.Los festejos masivos por el triunfo de la selección argentina en el Mundial de Fútbol mostraron la necesidad de gran parte de la sociedad de compartir la alegría, valorar el trabajo en equipo y, como dice la canción convertida en himno deportivo, volver a ilusionarse. ¿Y si las últimas semanas de 2022 fueran el preámbulo de un buen año?”La amistad no solo es necesaria, sino que además es bella y honrosa”, recuerda AristótelesInstagram @leomessiCompartimos segmentos de obras de pensadores de todos los tiempos, un cuento de Hebe Uhart y poemas, entre ellos, uno que Jorge Luis Borges publicó en LA NACION el 31 de diciembre de 1978, “Elegía”, y que forma parte de La cifra.Amistad“Todo el que haya hecho largos viajes ha podido ver por todas partes cuán simpático y cuán amigo es el hombre del hombre. Podría hasta decirse que la amistad es el lazo de los Estados, y que los legisladores se ocupan de ella más que de la justicia. La concordia de los ciudadanos no carece de semejanza con la amistad; y la concordia es la que las leyes quieren establecer ante todo, así como ante todo quieren desterrar la discordia, que es la más fatal enemiga de la ciudad. Cuando los hombres se aman unos a otros, no es necesaria la justicia. Pero, aunque sean justos, aun así tienen necesidad de la amistad; e indudablemente no hay nada más justo en el mundo que la justicia que se inspira en la benevolencia y en la afección. La amistad no solo es necesaria, sino que además es bella y honrosa”.AristótelesEl camino recto“Cualquiera puede ver que quiero dirigir todas las ciencias a un solo fin y objetivo, a saber, a conseguir la suprema perfección humana. De ahí que aquello que, en las ciencias, no nos hace avanzar hacia nuestro fin habrá que rechazarlo como inútil; en una palabra, todas nuestras obras y pensamientos deben ser dirigidos a este fin. Mas, como mientras procuramos alcanzarlo y nos dedicamos a conducir nuestro entendimiento al camino recto, es necesario vivir, nos vemos obligados, antes de nada, a dar por válidas ciertas normas de vida. Concretamente estas:1) Hablar según la capacidad del vulgo y hacer todo aquello que no constituye impedimento alguno para alcanzar nuestra meta. No son pocas las ventajas que podemos sacar de ahí, si nos adaptamos, cuanto nos sea posible, a su capacidad. Añádase a ello que, de ese modo, se dispondrán benévolamente a escuchar la verdad.2) Disfrutar de los placeres en la justa medida en que sea suficiente para conservar la salud.3) Finalmente, buscar el dinero, o cualquier otra cosa, tan solo en cuanto es suficiente para conservar la vida y la salud y para imitar las costumbres ciudadanas que no se opongan a nuestro objetivo.Baruch de Spinoza¿Qué es la alegría?La alegría es todo lo que consiste en colmar una potencia. Uno experimenta alegría cuando colma, cuando efectúa una de sus potencias. Bueno, volvamos a nuestros ejemplos: yo conquisto, por poco que sea, un pedazo de color, entro un poco en el color. ¿Te das cuenta de la alegría que eso puede suponer? Es eso: colmar una potencia, efectuar una potencia: he colmado una potencia. Pero entonces lo que resulta equívoco es la palabra “potencia”. Por el contrario, ¿qué es la tristeza? Se da cuando estoy separado de una potencia de la que, con razón o sin ella, me creía capaz. “¡Ah, podría haber hecho eso!”, pero las circunstancias, o bien no me estaba permitido, o bien, etc. Así, pues, eso es la tristeza; habría que decir: toda tristeza es el efecto de un poder sobre mí. Efectuar algo de la propia potencia es siempre bueno: es lo que dice Spinoza. Naturalmente, ello plantea problemas, que requieren algunas precisiones. No hay potencia mala, lo que es malo, habría que decir, es el grado más bajo de la potencia, y el grado más bajo de la potencia es el poder. Quiero decir: ¿qué es la maldad? Es impedir que alguien haga lo que puede. La maldad es impedir que alguien haga, que efectúe su potencia, de tal suerte que no hay potencia mala: hay poderes malos.Gilles DeleuzeEl arte de conversarEl más fructuoso y natural ejercicio de nuestro espíritu es a mi ver la conversación: encuentro su práctica más dulce que ninguna otra acción de nuestra vida, por lo cual si yo ahora me viera en la precisión de elegir, a lo que creo, consentiría más bien en perder la vista que el oído o el habla. Los atenienses, y aun los romanos, tenían en gran honor este ejercicio en sus academias. En nuestra época los italianos conservan algunos vestigios, y con visible provecho, como puede verse comparando nuestros entendimientos con los suyos. El estudio de los libros es un movimiento lánguido y débil, que apenas vigoriza: la conversación enseña y ejercita a un tiempo mismo. Si yo converso con un alma fuerte, con un probado luchador, este me oprime los ijares, me excita a derecha a izquierda; sus ideas hacen surgir las mías: el celo, la gloria, el calor vehemente de la disputa, me empujan y realzan por cima de mí mismo; la conformidad es cualidad completamente monótona en la conversación. Mas de la propia suerte que nuestro espíritu se fortifica con la comunicación de los que son vigorosos y ordenados, es imposible el calcular cuánto pierde y se abastarda con el continuo comercio y frecuentación que practicamos con los espíritus bajos y enfermizos. No hay contagio que tanto como este se propague: por experiencia sobrada sé lo que vale la vara.Michel de MontaigneAves de pasoSí. Eso somosPero nos hemos acostumbradoa comportarnos como monumentos.Y así nos vaElvira HernándezHebe Uhart: una mirada vale mil palabrasArchivoMi nuevo amorTengo un amor nuevo y con él aprendí muchas cosas. Por ejemplo, los límites. Tantos años de ir a lo del psicoanalista para escucharlo repetir siempre: “Pero usted se tira a la pileta sin agua”. A mí esa frase me producía consternación, porque una pileta sin agua es de lo más triste que hay. O si no, me decía: “Hágase valer, usted tiene una imagen muy deteriorada de sí misma, usted es inteligente, es creativa”. Eso a mí me daba como un destello de valor por un momento y después me sonaba a consuelo, como cuando alguien presenta a otra persona a un tipo o una tipa impresentables y para arreglarlo dicen: “es historiador” o “viajó a Tánger”, y como yo creo que lo que siento es verdadero amor, no necesito ni ser linda ni ser creativa ni viajar a Tánger: él me quiere por lo que soy. Y no le importa si soy un poco vieja, porque es como que no registrara esas cosas: para mi asombro me quiere sin condiciones. Con él aprendí la expresión de la mirada, que vale por mil palabras: no me asusta si en sus ojos veo una pizca de odio; sé que no es hacia mí como yo suponía antes, o tal vez el análisis anterior haya hecho efecto a posteriori; de pronto uno puede tener una pizca de odio en los ojos por cosas que recuerda, motivos privados. Yo sé con él cuándo debo acercarme porque no es violento para el rechazo y así -y a eso siempre lo consideré una prueba de convivencia que alabaría el analista- podemos estar cada uno en su habitación, pensando en nuestras respectivas cosas sin necesidad de perturbar preguntando “¿qué estás haciendo?” para joderse las paciencias mutuamente. Con él me ha surgido una femineidad insospechada, porque ante su sencillez -es de hábitos regulares y desea cosas simples- he depuesto toda rivalidad o competencia. Compartimos esa cualidad neutra que posee el tiempo después de cierta edad, en que no hay días terribles ni fiestas luminosas, porque los días se enlazan en el comer, dormir, trabajar y ver un poco de televisión.Eso sí, él televisión no mira. A la noche, para separar un día de otro, nos frotamos la frente. Los únicos problemas vendrían a ser la dieta y una sola costumbre que no me gusta, porque es muy delicado en general: solo come carne picada y se rasca las pulgas delante de la gente.Hebe UhartElegíaSin que nadie lo sepa, ni el espejo,ha llorado unas lágrimas humanas.No puede sospechar que conmemorantodas las cosas que merecen lágrimas:la hermosura de Helena, que no ha visto,el río irreparable de los años,la mano de Jesús en el maderode Roma, la ceniza de Cartago,el ruiseñor del húngaro y del persa,la breve dicha y la ansiedad que aguarda,de marfil y de música Virgilio,que cantó los trabajos de la espada,las configuraciones de las nubesde cada nuevo y singular ocasoy la mañana que será la tarde.Del otro lado de la puerta un hombrehecho de soledad, de amor, de tiempo,acaba de llorar en Buenos Airestodas las cosas.Jorge Luis BorgesCadena de milagrosCada acto, visto no desde la perspectiva del agente, sino del proceso en cuyo entramado ocurre y cuyo automatismo interrumpe, es un “milagro”, esto es, algo inesperado. Si es verdad que la acción y el comenzar son esencialmente lo mismo, se deduce que una capacidad para realizar milagros debe estar asimismo dentro del rango de las facultades humanas. Esto suena más extraño de lo que en realidad es. Está en la naturaleza de cada nuevo comienzo el irrumpir en el mundo como una “infinita improbabilidad”, pero es precisamente esto “infinitamente improbable” lo que en realidad constituye el tejido de todo lo que llamamos real. Después de todo, nuestra existencia descansa, por así decir, en una cadena de milagros, el llegar a existir de la Tierra, el desarrollo de la vida orgánica en ella, la evolución de la humanidad a partir de las especies animales.Hannah ArendtEn la casa-mundoLa estabilidad de nuestra gran casa-mundo implicará una revolución de valores para acompañar las revoluciones científicas y de la libertad que se extienden por el mundo. Debemos comenzar rápidamente el cambio de una sociedad orientada a las “cosas” a una sociedad orientada a las “personas”. Cuando las máquinas y las computadoras, la ganancia y los derechos sobre la propiedad son considerados más importantes que las personas, los trillizos gigantes del racismo, el materialismo y el militarismo, son incapaces de ser derrotados. Una civilización puede tambalear tan fácilmente ante la bancarrota moral y espiritual como ante la bancarrota financiera.Martin Luther KingUn haikuAmanecerde Año Nuevo. ¡Quélejos, ya, queda ayer!IchikuDaniel GigenaSeguí leyendoReapareció Mario Vargas Llosa. Mientras su separación de Preysler alimenta horas de televisión, el escritor lee como si nada “Madame Bovary”Exabruptos y tormenta mediática. Denunciaron a Michel Houellebecq por racismo calificado en FranciaÉpica como cuadro de Rubens. 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