La pyme láctea donde no hay jefes ni gerentes: cómo funciona

Para el emprendedor Álvaro Ugartemendia Martínez, que desde 2006 en Villa María, Córdoba, tiene la empresa Lácteos Capilla del Señor, aunque al principio las cosas se pongan difíciles hay que persistir.Pasaron los años y en 2018 se propusieron como objetivo crecer en valores. En este sentido, buscaron cambiar la forma de gestionar el negocio: sin gerentes, jefes y supervisores, donde cada persona se hace responsable de su actividad. No fue fácil, es más, el primer año las cosas no fueron para nada bien y por momentos tuvieron muchas dudas.COMENZARON A RECHAZARSE EXPORTACIONES DE TRIGO Y MAÍZ QUE NO CUMPLEN UN PEDIDO DEL GOBIERNO“Desistimos de la imposición y promovemos los consensos, donde la confianza es la base que sustenta el modelo”, indicó Ugartemendia Martínez.Lo primero que hicieron fue un análisis para conocer la matriz de creencia de todos los colaboradores y realizaron un plan de capacitación que incluyó un coach ontológico para grupos e individuos. “Al principio costó porque había que hacer un cambio cultural pero hoy ya vemos resultados muy satisfactorios: el clima laboral y la productividad mejoraron y ya no hay vuelta atrás, sabemos que este es el camino y todos lo defendemos”, contó.Álvaro Ugartemendia Martínez junto a su equipo de trabajo de la pyme Lácteos Capilla del SeñorSegún explicó, el modelo de gestión se basa en la Teoría Z de administración de Willian Ochumi (y adaptada a la realidad e idiosincrasia de América Latina) que ve al trabajador como un ser integral que no puede separar su vida laboral de su vida personal y donde las relaciones humanas y el compromiso son la esencia del trabajo.POR QUÉ PESE A HABER INGRESADO UN RÉCORD DE DIVISAS 2021 LE DEJA UN “GUSTO AMARGO” AL CAMPO“Es por eso que en el nuevo formato hay tres valores claves: la familia (ante cualquier contingencia o necesidad el empleado tiene la libertad instantánea de irse a su casa, sin perjuicio económico), el conocimiento (si alguien quiere estudiar se le arma un diagrama laboral para ayudarlo a que lo logre) y la empresa (se busca la rentabilidad)”, detalló.Ese cambio ya iba teniendo su génesis en acciones previas que se llevaban adelante desde Capilla del Señor: ya tenían mente de RSE (Responsabilidad Social Empresaria) y tal es así que empezaron ayudando a escuelas rurales, luego a comedores entregando alimentos y en los comienzos de la pandemia armaron un proyecto más amplio con aporte de diversos tamberos, proveedores y empresas colegas para suministrar recursos y comida a 18 comedores en Villa María y Villa Nueva.A eso le sumaron la “Chocleada Solidaria” donde se van a juntar choclos a los distintos predios de productores de maíz, también para los comedores, y que generó tanto entusiasmo que se han sumado productores de legumbres y de productores de otras ciudades de la provincia.Luego de todo esto, pensaron en buscar una herramienta que permita visualizar un camino equilibrado para la empresa. “Comenzamos a trabajar con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para tener una mirada más sistémica del impacto de la gestión. El año pasado realizamos nuestro primer reporte de desarrollo sostenible y obtuvimos el sello de triple impacto de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) Sustentable, único en su tipo en Latinoamérica”, detalló.“Los ODS nos permiten ver dónde estamos más desequilibrados y direccionar las inversiones, siempre manteniendo la visión sistémica. En este contexto, CAME nos acercó la idea de entrar al programa nacional de reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) llevado adelante por el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca (MAGyP) con el apoyo de la FAO”, expresó.“Nos pareció muy atinado presentarnos porque está alineado a nuestra estrategia de desarrollo sostenible. Se seleccionaron solo a 14 empresas de alimentos a nivel nacional y quedamos en esa selección donde el Ministerio nos brindó una asesora para llevar a cabo este programa que ha sido una experiencia hermosa y nos dejó un gran aprendizaje”, añadió.Parte de los trabajadores de la pyme láctea cordobesaLo primero que hicieron fue un relevamiento de todos los procesos para detectar los puntos críticos donde había pérdida de leche y de productos, lo cual les permitió visualizar situaciones a las que no se les daba la importancia.“Esto nos llevó a seguir reforzando el cambio de paradigma en la gestión, lo cual implica también cambios en los instructivos de trabajo. Cuando el cambio se empieza a visualizar hay que hacer un alto en el camino para identificar esas cosas que se han tornado invisibles y así los resultados se potencian con creces y de forma equilibrada”, afirmó.Asimismo, la empresa está en el camino de elaborar productos lácteos más saludables y con ese fin han realizado convenios con distintos organismos y universidades.“Junto al INTA y con fondos del BID hemos desarrollado quesos que ayudan a reducir el colesterol y quesos con alto contenido de Ácido Linoleico Conjugado, un ácido graso muy saludable del grupo de los Omega 6, cuyo proceso se inicia desde la alimentación saludable a la vaca. Actualmente, estamos terminando un desarrollo con INTI para una línea de quesos deslactosados y estamos trabajando en otros alimentos saludables con universidades. Este es el camino de agregado de valor”, detalló.Para Elizabeth Kleiman, responsable del área de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles, y Ornella Calvete, especialista en pérdida y desperdicio de alimentos, de FAO Argentina, es importante el rol del sector privado en la búsqueda de soluciones para la reducción de las PDA para mejorar la seguridad alimentaria, con una producción y un consumo responsable, respetando la sostenibilidad del ambiente.“El acompañamiento brindado por la FAO para el fortalecimiento del Programa Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios es una primera instancia en esta vasta agenda de trabajo, con un enorme potencial transformador hacia la economía circular y la gestión responsable de los recursos, e invitamos a otros aliados a sumarse”, indicaron.Por último, Ugartemendia Martínez señaló que el camino es por ahí. “No hay que dar para esperar algo a cambio. Y siempre hay que recordar que los cambios no son de un día para el otro, por eso aunque al principio las cosas se pongan difíciles o no salgan como uno quiere, hay que persistir porque trabajar con valores nobles tarde o temprano trae beneficios para todos”, concluyó.LA NACIONTemasONUActualidadEmprendedoresComunidad de NegocioslechequesosConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de CampoFacultades delegadas. Retenciones: en el campo miran al Congreso y se entusiasmanMuestra. Expoagro 2022: todas las novedades que tendrán los plotsSemillas. La mayor demanda de híbridos impulsa el crecimiento de la industria

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