El inesperado mensaje del ganador de Córdoba que pareció jubilar a Juan Schiaretti

escucharescucharCÓRDOBA.- “Hay una etapa nueva. Claramente esta fue la elección donde hay una generación que se retira y una generación que ingresa. Por eso, ya no están más los 24 años (del peronismo), sino que empezamos de cero. Nosotros somos una coalición distinta, la del partido cordobés”. La frase la dijo alrededor de las 2 de la madrugada del lunes Martín Llaryora, el gobernador electo de Córdoba, según los datos del escrutinio provisorio. En el escenario estaba solo. El gobernador Juan Schiaretti, quien lo había elegido en octubre, no estuvo a su lado aunque lo escuchó desde uno de los salones privados del búnker.En su presentación, elogió y agradeció a Schiaretti, pero no dudó en plantear hacia dónde encamina su barco. Al escucharlo fueron numerosos los dirigentes que interpretaron que el flamante ganador dio por “saldada” cualquier deuda con el gobernador, que en las próximas semanas se dedicará más intensamente a su campaña como precandidato a presidente con Florencio Randazzo.Hoy, en un acto de inauguración de una escuela municipal de Villa Cornú, Llaryora trató de explicar lo que había dicho: “No jubilé a Schiaretti. Será el nuevo Presidente de la Argentina”. Incluso reaccionó cuando un cronista le preguntó si era “habitual” para el peronismo “matar al padre”, lo tildó como “una falta de respeto”. Aseguró que anoche estuvo analizando números con el gobernador hasta “entrada la madrugada”.Martin LlaryoraSebastián SalgueroDiego Bossio y Randazzo, que estaban con Schiaretti en el primer piso del búnker el domingo por la noche, también se quedaron si poder sumarse a una foto grupal. A quien se la vio asomarse por uno de los ventanales de cristal para seguir las palabras del ganador fue a la senadora nacional y esposa del gobernador, Alejandra Vigo.Llaryora, intendente de la ciudad de Córdoba, empezó a seguir el escrutinio en su oficina de la municipalidad en el centro capitalino. En medio de la “guerra” de encuestas de boca de urna que se desató después del mediodía, las del oficialismo daban una ventaja promedio de diez puntos. Él mismo había sido más cauto en las horas previas y hablaba de seis. Schiaretti estaba en El Panal, acompañado por su equipo más cercano.Los dos intercambiaban llamadas y mensajes. Casi a la una de la madrugada, Llaryora y su compañera de fórmula, la radical Myrian Prunotto, se trasladaron a la Casa de Gobierno. La tensión iba creciendo. Los resultados mostraban que la victoria la estaba dando la diferencia obtenida en el departamento Capital. Es cierto que esperaban una ventaja más amplia, pero también, que la preeminencia allí es indiscutida.El triunfo en la capital -aunque por menos de lo esperado- le permite a Llaryora pasar “factura” a los jefes departamentales del interior donde se esperaba una mejor performance; se perdieron departamentos grandes claves como Río Cuarto, bastión del diputado nacional Carlos Gutiérrez y de Esteban Llamosas, cabeza de la lista de legisladores provinciales.El cierre de campaña de Martín LlaryoraLA NACIONQuien es hoy, según el escrutinio provisorio, el gobernador electo ganó en los municipios que tuvo la posibilidad de gestionar: Capital y San Justo (la ciudad cabecera es San Francisco, donde fue dos veces intendente). En esos términos, cuando se confirme la victoria en las elecciones, tendrá sello “llaryorista” más allá de que en su equipo haya nombres “heredados” de Schiaretti, pero más cercanos a él en edad.Llaryora demostró a lo largo de su carrera política que no tiene prejuicios en sumar a dirigentes de diferentes sectores. En ese punto, coincide con Schiaretti, con quien construyó un vínculo más cercano y sólido que el que tuvo con De la Sota. Pero está claro que está dispuesto a ir por más.Una prueba de fuego será en menos de un mes, cuando la ciudad de Córdoba elija intendente. Allí competirá Daniel Passerini, un delasotista que lo acompaña en su actual gestión. Llaryora se enfrentó a De la Sota y a Schiaretti en diferentes momentos de su carrera por lo que a muchos no sorprende su actitud ahora.Ya el sábado, día de cierre de listas de diputados nacionales, habían existido momentos de tensión. Llaryora peleó para incluir a una actual funcionaria suya, Alejandra Torres, quien también trabajó en la provincia. Había acuerdo, pero con el transcurrir de las horas cayó del puesto dos al cuatro; hubo idas y vueltas hasta que quedó segunda en la lista.Antes habían tenido fricciones por la fecha de la elección; Llaryora la quería antes, en mayo, y hubiera preferido que la ciudad y la provincia votaran juntas. Se impuso el criterio del gobernador. La “invitación” de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales a Schiaretti para sumarse a una PASO ampliada de JxC -admite Llaryora- generó “riesgos” en la campaña, pero asegura que cuando “El Gringo” se lo planteó, su respuesta fue: “Vamos para adelante”.Es probable que por esos ingredientes, entre los más cercanos a Llaryora -que subrayan que reconocen la “ayuda” que les significó la gestión provincial de Schiaretti y los recursos para obras en la ciudad- entienden que “no hay ingratitud” en la frase de que “hay una generación que se retira y una generación que ingresa”.Gabriela Origlia Seguí leyendoElecciones 2023. Quiénes son los estrategas de campaña detrás de los principales candidatosRaíces de la crisis. Las provincias y el respeto a los principios federales y republicanosLos 70. 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