>LA NACION>LifestyleCreía que no había nada como la capital argentina, hasta que en Madrid sintió algo inesperado: “Todos conocemos esa sensación, algunos le hacen caso y otros no: se llama intuición, ¡La uso y recomiendo!”, reflexiona hoy, mientras repasa su historia… 5 de febrero de 202502:449 minutos de lectura’PARA LA NACIONCarina DurnEscuchar Nota“La cosa es bastante lineal acá: si trabajás, podés vivir bien. Si trabajás mucho, podés vivir mucho mejor. Pero si comparás con el resto de Europa, bueno… a España le falta mucho”, dice Santiago Scauso, un argentino nacido y criado en Villa María, Córdoba, que salió por primera vez al mundo a los catorce años, cuando hizo un intercambio a Inglaterra que le cambió su vida para siempre.Amante del cine, la escritura, la música, el teatro y la pintura, desde muy chico se inclinó por todo lo que tuviera que ver con el arte, una pasión que primero intentó desarrollar en Córdoba capital, luego en Estados Unidos por un brevísimo tiempo, hasta que aterrizó en Buenos Aires, la ciudad de sus sueños, donde se quedó a vivir por diez años.Santiago creía que allí, en el sur del mundo y el corazón capitalino de la Argentina, se iba a quedar el resto de su vida, hasta que cierto día del 2019 emergió Madrid y, sin previo aviso, lanzó un hechizo sobre él: “Me absorbió desde el primer momento, quedarme, más que una decisión o un plan de vida, fue una sensación. Todos conocemos esa sensación, algunos le hacen caso y otros no. Voy a hacerle publicidad: se llama intuición, ¡La uso y recomiendo!”, reflexiona hoy, mientras repasa su historia.Santiago ScausoJulián LonaLa sensación atendida y la decisión de vivir en Madrid: “Me costó verbalizarlo”Tras años de trabajo duro, ahorro y cerrar varios nuevos proyectos en Buenos Aires, Santiago había llegado a España para tomarse unas vacaciones extendidas. Su idea era volver a la Argentina para encarar con energía renovada lo que se perfilaba en el horizonte. Pero a medida que los días madrileños transcurrían, comenzó a sentir que se tenía que quedar.“Lo dudé bastante y me costó verbalizarlo, pero siento que desde que llegué ya lo sabía inconscientemente, incluso no sé si no lo sabía cuando saqué el pasaje”, cuenta. “Una vez tomada la decisión tuve que bajarme de los proyectos que tenía allá, organizar a distancia qué iba a hacer con mi casa, mi gato, mis cosas, ¡mi vida entera!”.Enamorado de Madrid.Santiago regresó a la Argentina un año más tarde, envuelto en una sensación extraña: ya tenía su vida armada en Madrid, y en Buenos Aires todo había permanecido tal cual como lo había dejado, como paralizado en un tiempo sin tiempo.Pero más extraño aún fue que, por causa de la pandemia, no pudo volver en la fecha anticipada, se quedó a vivir junto a sus padres y allí, en familia, pudieron hacer esa despedida que un año atrás ni siquiera estaba en sus planes. Ese tiempo compartido e inesperado iluminó el camino a seguir.Lo brillante y lo que ya no brilla en Madrid: “Muchos, como yo, dejamos de beber alcohol porque ya no hace ni gracia”Al momento del regreso definitivo, la magia de Madrid seguía intacta. Como fan de “La Movida” (Almodóvar, Alaska y los Pegamoides, Luis y Carlos Berlanga, y el cine quinqui, en especial de Eloy de la Iglesia), en un comienzo a Santiago le sorprendió que aquello que veía y respiraba en las calles, lejos de ser clichés, se parecía a lo que mostraban las películas. Todo se presentaba así, tal cual: la gente perfumadísima caminando por Gran Vía, ataviados en invierno con sus tapados de piel; los bares llenos desde la mañana hasta la noche, siempre celebrando, sea el día que sea.“Se está mucho en la calle, hay poco espacio y tiempo para la introspección. En Madrid siempre hay un plan, las terrazas de los bares repletas, gritos y risas, si pasás caminando seguramente conozcas a alguno de los que están ahí y le levantes la mano para saludar, y si quedás a tomar algo con alguien, es muy probable que al rato se sume alguien más a la mesa, porque justo pasaba o porque como había sol te escribió un mensaje para ir de vermuteo. Y así hasta completar una mesa larguísima y sin darte cuenta ya se hizo de noche”.Santiago es amante del cine. (IG scauso_)@scauso_“Me gusta que la gente vaya mucho al cine y en los cines no solo se programan películas comerciales, si no que hay muchos estrenos de todo tipo”, continúa. “La parte no tan buena, es que al ser los encuentros sociales todos afuera de las casas, hay mucho alcohol de por medio. Desde la mañana hasta la noche la gente bebe. Pocas veces quedás a tomar café y si lo hacés, seguramente en la mesa de al lado haya alguien tomando una cerveza o un licor, aunque sea la mañana. Muchos, como yo, dejamos de beber alcohol porque ya no hace ni gracia”, revela.No hace falta ser “gato” para sentirse madrileño: “El mayor tesoro de Madrid”En poco tiempo, Santiago se sintió parte de la ciudad y su pulso. Madrid, como a todos, lo hacía sentir madrileño, a pesar de no ser “gato” (nacido en Madrid, con padres y abuelos también nacidos en la capital de España). Pronto descubrió que originarios, descendientes de varias generaciones, había pocos, por ello mismo todos podían ser de Madrid sin serlo.En un comienzo apenas tenía un par de conocidos, en general salía solo al bar, teatro o cine, y las personas se acercaban a él como a cualquiera que anduviera suelto, de manera espontánea: “Es una ciudad muy amable y abierta a lo nuevo y los nuevos, eso no es muy normal cuando llegás a una ciudad y creo que es el mayor tesoro de Madrid”, asegura.”En Madrid siempre hay un plan, las terrazas de los bares repletas, gritos y risas, si pasas caminando seguramente conozcas a alguno de los que están ahí y le levantes la mano para saludar…”@scauso_ “Post COVID cambiaron las cosas: Madrid se llenó de argentinos, especialmente en 2024, ahora caminás por las calles de ciertos barrios como Lavapiés o La Latina y escuchás argentinos en cada cuadra, eso está bueno porque acorta mucho las distancias. Otra ventaja es que ahora es más fácil conseguir alfajores y dulce de leche”, agrega entre risas.“En cuanto a lo laboral, España no es un país en el que venís y hacés dinero como otros países de Europa, pero sí que podés mantener un nivel de vida elevado: comer afuera, comprarte tus cosas, viajar (es muy barato viajar), tener tiempo de ocio y darte el lujo de no mirar tanto los precios. El Estado está presente y hay muchas ayudas para los trabajadores, pero sobre todo para los desempleados. Hay algo que yo destaco de esa calidad de vida: en un mismo bar hay gente de todas las clases sociales, porque una copa sale más o menos lo mismo acá o allá y eso hace que la gente sea consciente de la realidad que tiene el de al lado y sus necesidades más allá de los privilegios personales”, continúa Santiago, quien en 2021 se asoció con una pareja amiga y puso un bar, CEMENTO, en honor al mítico espacio artístico homónimo de Buenos Aires: “Se convirtió en un punto de referencia para artistas y la comunidad LGBTIQ+ de españoles y argentinos. Hacemos muchos eventos culturales como lecturas, conciertos, exposiciones, performances y más”.Santiago, en el rodaje de la película Rainbow de Paco León.El lado emocional bloqueado y las enseñanzas en el camino: “No saber y aprender de la incertidumbre”Seis años después de su llegada a España, Santiago ya no piensa si algo es “muy de acá o de allá”. Hubo costumbres que incorporó de inmediato, como su interés por la política, las tradiciones madrileñas e incluso los programas de chimentos. Para él, además del cine, los museos o la literatura, la televisión es una fuente esencial para comprender a su entorno.Mientras tanto, Argentina ocupa un lugar primario, más por las personas que por la geografía; la tierra que pisa hoy cuando visita su país, ya no es la misma que la que dejó años atrás. Pero volver, inevitablemente significa despertar recuerdos al recorrer ciertos lugares entrañables: “Aunque también me siento expulsado y voy con la idea clara de que voy a hacer una cosa en particular o a visitar y después tengo que irme. Es duro, sobre todo al ver a mis sobrinos crecer o al no ser parte de la vida cotidiana de mi familia, pero bueno, es mi elección. A mí me encanta que me manden mensajes desde allá, hacer videollamadas, pero tampoco puedo obligar a la gente de allá que esté pendiente de mí todo el tiempo, así que suelo tener bloqueado el lado emocional y de extrañitis en mi vida cotidiana”, dice pensativo.Y en esa Buenos Aires de sus sueños que Santiago dejó atrás, el arte también se respira en cada rincón, pero, tal vez, la diferencia y enorme atractivo de Madrid radica en el rol de suma importancia que ocupan las expresiones artísticas en la agenda del Estado: “En mi caso, aparte del bar, yo sigo con mi trabajo de actor y director. Acá se respeta el trabajo del artista, la cultura es un valor importante para los europeos. Hay que estar atento y activo, generar cosas, pero hay mucho apoyo del sector privado y del Estado, en Europa en general, incluso afuera mucho más que en España”, asegura Santiago.”Acá se respeta el trabajo del artista, la cultura es un valor importante para los europeos. Hay que estar atento y activo, generar cosas, pero hay mucho apoyo del sector privado y del Estado”@davidbernstein“Vivir afuera es tener el corazón dividido siempre”, continúa. “Yo aprendí a convivir con eso y creo que hoy sería más difícil a nivel emocional irme de Madrid que lo que fue irme de Buenos Aires o de Villa María en mi adolescencia. A mi Madrid me dio una sensación de hogar que yo no había conocido más allá de la casa de mis padres; y eso que Buenos Aires fue y será la ciudad de mis sueños, pero acá sin querer, sin buscarlo, tuve un flechazo con la ciudad. Es raro ponerlo en palabras y más si quiero ser concreto. Entonces, el mayor aprendizaje es el de no saber y aprender de la incertidumbre. Hoy es hoy y lo doy todo. Yo creía que tenía una vida armada en Buenos Aires y de repente, pum, vivo en Madrid. Hoy es hoy y mañana quién sabe…”, concluye.*Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a [email protected] . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.Por Carina DurnTemasDestinos inesperadosHistorias LNConforme a los criterios deConocé másMás notas de Destinos inesperados“Salir de la burbuja argentina”. Huyó, se quedó sin dinero, pero hoy lleva una vida soñadaVivir sin autos. Dejaron Argentina para emprender con éxito en una isla especial: “Hace que todos seamos iguales”Lejos de Mar del Plata y Trelew. 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