La agricultura japonesa enfrenta una crisis demográfica sin precedentes. Con una población envejeciendo rápidamente y un éxodo de jóvenes de las zonas rurales hacia las ciudades, la cantidad de personas empleadas principalmente en la agricultura se ha reducido a la mitad entre los años 2000 y 2023, según datos del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón. Hoy en día, solo el 20% de los agricultores japoneses tiene menos de 60 años. Este desafío pone en riesgo la producción alimentaria de un país que ya enfrenta un mercado laboral en declive.En este contexto, la tecnología surge como una herramienta crucial para garantizar la sostenibilidad del sector. Kisui Tech, una empresa fundada por Tamir Blum en 2021, ha desarrollado un robot semiautónomo llamado “Adam”, diseñado para aliviar la carga de trabajo de los agricultores. Blum, un israelí-estadounidense que llegó a Japón en 2018 para realizar un doctorado sobre tecnologías espaciales, identificó similitudes entre los terrenos rurales japoneses y los desafíos de navegación en la exploración lunar.“En los últimos 20 años, el 50% de los agricultores se ha retirado, lo que significa que hay cada vez menos personas para producir una oferta alimentaria estable”, señaló Blum en una entrevista con CNN. Este problema, combinado con el potencial de la robótica aplicada a contextos exteriores, llevó a Blum a crear una solución tecnológica adaptable y eficiente.¿Qué es Adam y qué lo hace único?Adam es un robot semiautónomo diseñado para operar en terrenos rurales irregulares, como los que se encuentran en huertos de manzanas, peras y otros cultivos japoneses. Este robot cuenta con una variedad de funcionalidades, entre ellas:Transporte de productos recolectados: Adam puede cargar frutas u otros productos en su cama de carga para llevarlos a puntos de acopio.Mantenimiento de terrenos: realiza tareas como cortar el pasto y fumigar los campos con pesticidas de manera precisa.Adaptabilidad al entorno: gracias a la tecnología desarrollada para terrenos irregulares, Adam puede desplazarse por superficies complicadas, lo que lo hace ideal para cultivos plantados en laderas o espacios reducidos.Además, Adam se presenta en dos modelos: una versión grande, de 70 centímetros de altura y 188 centímetros de largo, pensada para huertos de manzanas y peras; y una versión más pequeña, diseñada para viñedos y cultivos de caquis donde las hileras de plantación son más estrechas.Tecnología aplicada al campoAdemás de sus capacidades físicas, Adam está conectado a una plataforma online llamada Newton, que proporciona a los agricultores información en tiempo real sobre el estado de los cultivos, la presencia de enfermedades y la gestión general de las granjas. Esto permite una toma de decisiones más informada y eficiente, maximizando los rendimientos mientras se minimizan las pérdidas.Uno de los cambios más destacados en el diseño de Adam fue la sustitución de una pantalla táctil por un panel de botones físicos, ya que los agricultores suelen usar guantes que dificultan el uso de pantallas capacitivas. Este ajuste demuestra el enfoque centrado en el usuario que Kisui Tech ha adoptado durante el desarrollo del robot.Aunque los agricultores japoneses tienen fama de ser tradicionalistas y reacios a la tecnología, Blum asegura que la recepción ha sido sorprendentemente positiva. “Han estado muy receptivos, dispuestos a dar consejos y a probar a Adam”, comenta Blum. Esta retroalimentación ha sido clave para perfeccionar el robot antes de su lanzamiento comercial.El precio de Adam, estimado en unos 20.000 dólares en mercados internacionales, busca ser competitivo para facilitar su adopción en otros países que enfrentan problemas similares de escasez de mano de obra en la agricultura.Potencial más allá de la agriculturaAunque Adam fue concebido inicialmente para tareas agrícolas, su versatilidad lo ha llevado a otros sectores. Por ejemplo, Kisui Tech completó recientemente una prueba piloto para automatizar la vigilancia y recopilación de datos en una planta solar japonesa. Además, empresas de construcción han mostrado interés en el robot para tareas como la seguridad y el transporte de materiales pesados.“Vemos a Adam como una herramienta para todo tipo de trabajos al aire libre”, afirma Blum, dejando claro que el potencial de esta tecnología va más allá de las granjas.La innovación de Kisui Tech con Adam marca un paso importante en la transformación de la agricultura japonesa. Con la ayuda de la tecnología, el país no solo busca resolver su crisis laboral, sino también modernizar un sector que es fundamental para su sostenibilidad alimentaria.El desarrollo de robots como Adam demuestra cómo la tecnología puede ser una aliada poderosa para superar los desafíos globales. En un mundo donde el cambio climático y las limitaciones de recursos son cada vez más palpables, iniciativas como ésta ofrecen soluciones reales y esperanzadoras.
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