Fundación Bunge y Born: “Estamos en una etapa de internacionalizar proyectos”, anticipa Gerardo della Paolera

CompartirEscucharLa Fundación Bunge y Born es una organización sin fines de lucro que el año pasado cumplió 80 años. Desde que, en 2016, el economista Gerardo “Gerry” della Paolera asumió la dirección ejecutiva, la entidad abandonó el rol tradicional filántropo-asistencialista que tenía y dio paso a otro perfil con el capital humano como centro en la escena. Mientras piensan en expandir las fuentes de financiamiento para explotar todas las capacidades de sus especialistas, proyectos como el Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) se encaminan a una escala internacional. El ICAV podría , incluso, convertirse en un índice a nivel mundial.“Tenemos un capital humano de excelencia y una gran capacidad científica de relevancia internacional”, señaló della Paolera. “Nuestros cráneos todo el tiempo están pensando de qué manera ayudar al país, tratando de ofrecer opciones para que las tome la cosa pública. Hoy la Argentina está llena de fundaciones, pero la nuestra es otra cosa”, sumó. Y agregó: “Nuestra misión es realizar intervenciones que beneficien a la sociedad. Con nuestros proyectos estamos presentes en las 24 jurisdicciones del país”.Además de ser doctor en economía egresado de la Universidad de Chicago, antes de su arribo a la fundación Della Paolera fue rector y también director de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Como docente, se destacó también en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (Ucema), la Universidad de Doshisha de Kyoto, la Universidad Centroeuropea (CEU) y en la Universidad Carlos III de Madrid.La Fundación Bunge y Born nació en 1963. En sus inicios, la organización tuvo dos objetivos muy marcados. “El primero tenía que ver con el apoyo a la ciencia argentina, entre otras cosas, de la mano del premio científico que aún hoy otorgamos. Por otra parte, se enfocaba mucho en apoyar a la educación, especialmente a la ruralidad”, recordó della Paolera, en una entrevista con LA NACION. Explicó que esos intereses siguen estando en el ADN de la organización, aunque de una manera más comprometida con la búsqueda de soluciones. En la actualidad, se convirtió en una usina de proyectos que trata de resolver problemas de fondo que están latentes en la sociedad. “Nuestro ethos es producir algo para la sociedad. No vendemos servicios, tampoco hacemos papers. Nuestros documentos son una consecuencia de lo que vemos en la intervención del campo. Vamos a campo y conversamos con la gente”.El Domo Cósmico, uno de los proyectos más importantes de la fundaciónEl ICVA, que la ONG mide de manera anual desde 2019, permite explicar si las variaciones en las tasas de cobertura de las vacunas responden a la existencia de barreras de acceso a la medicina o a una erosión de la confianza pública en las dosis preventivas. Según señalan en la fundación, el objetivo del índice es contribuir tanto a mejorar el diseño de los programas y estrategias de inmunización nacionales, como a orientar de manera más eficiente los recursos humanos y financieros públicos.“La American Health Foundation cree que el ICVA se podría replicar regionalmente. Además, fuimos invitados por el Sabine Vaccine Institute para presentarlo en la conferencia mundial sobre vacunas e infecciones que se va a hacer en Bangkok [Tailandia]. Según nos indicaron, habría una posibilidad de que, con algunos cambios, se convierta en índice mundial. Y eso fue hecho por nosotros”, describió.La ONG tiene como eje central el diseño e impulso de proyectos de desarrollo humano, que contempla acciones en los sectores de salud, educación y en materia de sustentabilidad. El ICVA queda enmarcado dentro de esta órbita. La organización, sin embargo, tiene también en su espectro cuestiones culturales. “Tenemos iniciativas que están relacionadas con cuestiones más blandas, como las humanidades. Nos interesa cómo la intermediación de la inteligencia artificial y de la tecnología puede contribuir en la formación del ciudadano”, detalló.Algunos proyectos de la fundación surgen del equipo de trabajo calificado que tiene. “Observamos las necesidades de la Argentina. Nuestro enfoque científico es la innovación social. Siempre hacemos una evaluación de impacto. Si los cálculos son positivos, la expansión y escalabilidad de cada curso de acción deberían ser fácil”, dijo el director.El Domo CósmicoUno de los desarrollos más importantes que realizó la fundación fue el Domo Cósmico, un dispositivo que impulsa el desarrollo de la capacidad visomotora en los chicos, que contó con financiamiento privado e implicó la firma de un convenio con el equipo de diseño industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA), además de requerir de la coordinación con la Dirección de Escuelas de Mendoza.“La idea surgió a partir de los trabajos del premio Nobel de economía James J. Heckman. En su teoría demostró que el retorno de lo que se invierte en educación temprana es elevado y que el juego en la etapa inicial es importante para el aprendizaje. “El 40% de las escuelas rurales que relevamos en Mendoza no tenía nada en patios”, señaló el exrrector de la UTDT.Luego del desarrollo del prototipo y de las pruebas, la fundación instaló los domos en los patios de juegos de 185 escuelas rurales. Parte de la importancia de la estructura radica en los dispositivos para educar que tienen en su interior. “Además de instalarlos, también capacitamos al equipo educativo. Logramos una mejora en el aula y en el aprendizaje gracias al desarrollo de la capacidad visomotriz que tanto ayuda a la lectura y escritura”, expresó Della Paolera. En los próximos meses planean entregar 100 más. Para acceder a ellos, las escuelas deben estar inscriptas en el Padrón Oficial de Establecimientos Educativos de la Secretaría de Educación de la Nación.“La American Health Foundation cree que el ICVA se podría replicar regionalmente”, reveló Della PaoleraLos concursos que la fundación impulsa, en tanto, también son una fuente de ideas. “El Hospital Papa Francisco de Salta resultó uno de los dos ganadores del concurso Más Salud. Buscaban desarrollar una herramienta digital que mejorase el acceso a la salud de la población del área operativa sur de la ciudad de Salta. Con ella se beneficiaron 300.000 personas. Luego el gobierno quiso que escalase para ayudar a 700.000 más”, sostuvo el directivo.Según Della Paolera, los gobiernos locales algunas veces no llegan a aprovechar la oferta de desarrollo que ofrecen fundaciones como Bunge y Born. “Lo que hacemos es crear bienes públicos. El objetivo final es que las provincias y los hacedores de políticas, en la medida que advierten que lo que ofrecemos funciona, lo adopten”, afirmó. La fundación apunta a la federalización de proyectos, pero para que logren escalabilidad –comenta– en algún momento tienen que pasar al ámbito público.Las dificultades que hacen que sus proyectos escalen a lo largo de las distintas jurisdicciones y las restricciones de financiamiento muchas veces generan contrapeso. “Es una lástima que seamos solo una gota en el océano. De haber estado en otro país con mayor tradición de benefactores, ya hubiésemos conseguido más financiamiento para escalar nuestras iniciativas. Y, por supuesto, más personas se hubiesen beneficiado de nuestras propuestas”, consideró.Las alianzas con otras organizaciones y empresas privadas han impulsado gran parte de los “bienes públicos” que la Fundación Bunge y Born ha ofrecido, como es el caso de la “detección de basurales a cielo abierto” a partir de IA que se hizo en Mendoza. Si bien creen que empujarlas dará espacio a nuevos desafíos, piensan también en otras alternativas. “Estamos en un momento muy importante y queremos potenciar nuestras fuentes de financiamiento. Estamos analizando implementar una campaña de capital”, reveló Della Paolera.Según señalan, con el antiguo grupo Bunge & Born solo los une el nombre que han heredado. Muchas veces, el que los relacionen con el poder económico de aquel conglomerado de empresas los aleja del fondeo. “Nuestra fundación es autónoma”, aclara.El reconocimiento que les dio la difusión del ICVA, estiman, podría abrirles nuevas puertas. “Nuestras intervenciones están siendo vistas por distintos organismos como muy interesantes para ser aplicadas a nivel internacional en otros países o regiones. Está siendo aceptado internacionalmente”, expresó Della Paolera.LA NACIONTemasfilantropíaFundación Bunge y BornConforme a los criterios deConocé The Trust Project

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