Eduardo Domínguez, el DT Estudiantes que hace de su serenidad una virtud para su equipo

CompartirEscucharLA PLATA.– “No queremos tener mucho tiempo la pelota. Queremos tenerla muchas veces”. La frase de Eduardo Domínguez, en plena pretemporada en enero, se convirtió en la matriz del modelo 2024 de Estudiantes de La Plata. Posesión para dañar al rival y no para que pase el tiempo. Esa es la idea madre del renovado conjunto pincharrata, que este domingo dirimirá contra Vélez en Santiago del Estero la Copa de la Liga Profesional.¿Por qué se trata de un equipo diferente si mantuvo al director técnico y sostuvo el éxito? Porque debió reinventarse. Del plantel que ganó la Copa Argentina en diciembre, hace menos de cinco meses, Estudiantes perdió al arquero que más partidos jugó en la historia del club, Mariano Andújar; el defensor central más rápido que tenía, Santiago Núñez; el eje de la estructura, Jorge “Corcho” Rodríguez; los dos futbolistas más desequilibrantes, Leonardo Godoy y Benjamín Rollheiser, y el mayor goleador en la primera A durante 2022 y 2023, Mauro Boselli. Demasiado.Dos retiros (Andújar y Boselli) y cuatro ofertas de venta irresistibles provocaron un desarme que generó preocupación en los hinchas. Cuando finalizó la pretemporada y parecía que el Pincha tenía menos que el año pasado, Domínguez deslizó una frase que generó tranquilidad. Tranquilidad y esperanza: “Estoy satisfecho con la conformación del plantel y muy entusiasmado en lo que viene”.La alineación pincharrata para la semifinal contra Boca por la Copa de la Liga; Domínguez compensó las bajas en el plantel con refuerzos que rinden y jugadores que ya estaban y se potenciaron.Mario SarCon algunos que llegaron y otros que ya tenía, el entrenador tapó los huecos: Matías Mansilla (incorporación) en lugar de Andújar, Eros Mancuso por Godoy, Federico Fernández por Núñez, Enzo Pérez (alta) por Corcho Rodríguez, Javier Altamirano por Rollheiser, Javier Correa (recién llegado) por Boselli y Edwuin Cetré (nuevo en el plantel) como salto de calidad. Domínguez cambió un éxodo masivo por un equipo ganador. Uno más.El mejor Domínguez, sin embargo, apareció cuando Altamirano sufrió las convulsiones en pleno partido con Boca por la etapa regular de la Copa de la Liga. “La vida está por delante de cualquier deporte. Hay muchas cosas más importantes que un partido de fútbol”, aseguró. ¡Y enseñó! Cuando pasaron las horas y le preguntaron cómo iba a reemplazarlo, otra vez puso un freno: “Lo único que nos importa ahora es cómo evoluciona Javier”.Unos días después sí se ocupó del tema, y lo solucionó: Tiago Palacios pasó de alternativa a pieza importante. Y lo mismo hizo el DT con cada inconveniente que surgió: se lesionó Federico Fernández y él recuperó a Luciano Lollo; bajó Franco Zapiola y él potenció a Pablo Piatti.Los nombres cambiaron tanto respecto a 2023 que se trata de un nuevo Estudiantes. Distinto, pero igual de ambicioso. El año pasado el club finalizó quinto sobre 28 en la Liga Profesional, fue protagonista relevante de la Copa Sudamericana y obtuvo la Copa Argentina, que le permitió protagonizar una definición en 2024 (perdió la Supercopa Argentina contra River en el tiempo adicional), mantiene chances de clasificación en la Copa Libertadores y es finalista de la Copa de la Liga.Un beso a la medalla de campeón de la Copa Argentina; el DT logró un trofeo en su primer año al frente de Estudiantes.JORGE MATIAS BARAVALLE – FotobairesEstudiantes se había desacostumbrado a jugar finales y Domínguez lo llevó a tres en un puñado de meses. No le resultó nada fácil, claro. A los pocos días de que se presentara, Estudiantes perdió un clásico platense a manos de Gimnasia después de 13 años. El panorama era complicado. Cuando la tabla de posiciones mostraba al equipo en el puesto 23, el director técnico se inclinó por la mesura: “Ahora queda mirar adelante. Está todo por jugarse: torneo local, copas. Hay que enfocarse en eso”.Y el equipo se levantó. Encontró el funcionamiento, empezó a ganar y llegó a su techo en los cuartos de final de la Copa Sudamericana 2023, contra Corinthians. En esa serie Estudiantes alcanzó el ideal de Domínguez: solidez en defensa, posesiones rápidas y agresivas, y recursos para perforar el sistema defensivo del adversario. La resolución por penales, sin embargo, lo dejó sin nada. La gente se fue del estadio envuelta en una tristeza gigantesca. La injusticia era grande, y la amargura, difícil de digerir.Cuando reinaba la decepción, el entrenador afrontó los micrófonos y expresó: “Teníamos tres competencias y hoy nos quedamos en el camino de una. Hay que levantarse porque tenemos otras dos”. Y agregó: “La cara de hoy muestra el camino que buscamos y lo que queremos ser. Me siento representado por estos jugadores”.Zaid Romero es parte de una defensa a la que Domínguez considera pilar de su esquema, al igual que a las posesiones rápidas y agresivas.Mario SarUnos meses después Estudiantes ganó la Copa Argentina. En el festejo en el balcón de la Municipalidad de La Plata, prefirió que hablaran los jugadores. Sintió que la celebración debía ser de ellos y de la gente. Y cuando le insistieron, simplemente soltó: “Muchas gracias por recibirme de esta manera”.La otra final que jugó tuvo un desenlace distinto. El golpe de este año, el que perdió ante River, resultó una desilusión enorme. Domínguez lo reconoció, pero avisó: “Para tener una nueva oportunidad tenemos que llegar a otra final”. Un mes y medio tardó en conseguirla.Su último gran discurso fue tan breve como efectivo. Antes de los penales frente a Boca, cuando todo era nerviosismo por la definición y la intimidante figura de Sergio “Chiquito” Romero, miró a sus dirigidos, sonrió con ganas para que ellos se dieran cuenta de que estaba feliz y les pidió: “Disfruten”. Algunos directores técnicos logran liderazgo con gritos, y otros, con frases rimbombantes. Eduardo Domínguez, en cambio, convence desde la serenidad.La celebración después de la eliminación a Boca por la vía de los penales en la semifinal por la Copa de la Liga; aun superado, Estudiantes se mantuvo a tiro y dio el zarpazo en Córdoba cuando tuvo la oportunidad.Mario SarMáximo RandrupSeguí leyendo”Les tapamos la boca”. El ‘Barón’ que sorteó la muerte de milagro, navega a los 81 y logró un récord olímpico que duró más de 20 años“El dinero manda”. Jet lag y cansancio: ¿mito o realidad? Cómo rinde Pumas 7s en América vs. Oriente y qué dicen los argentinos”No voy a correr riesgos”. 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