escucharescuchar¿Conquistador o colonizador? Javier Milei empezará mañana a respondernos esa pregunta. Viajó hacia el poder a la sorprendente velocidad con la que Napoleón desplazaba sus ejércitos. Ahora tiene el compromiso de convertir las expectativas que encendió en hechos que concreten una prometida y radical transformación de la Argentina.El nuevo presidente llegó a atisbar en la corta transición el preocupante horizonte que lo espera. Pasará de conquistador a colonizador si logra convertir los problemas que enfrentará en oportunidades de cambio.“La casta”, demoledora síntesis con la que descalificó a toda la política, no le augura mayor recorrido, aunque en estas horas iniciales le prometa colaboración y comprensión. El viejo germen golpista pervive en el inconsciente colectivo aunque ya no use uniforme. Pero una mayoría clara del país espera que Milei tuerza el rumbo declinante que se volvió insoportable.El nuevo presidente llega con ese apoyo popular notable, afianzado en tres turnos electorales por un conglomerado de votantes que acentuó su decisión de un cambio de rumbo nítido y claro.En esa alianza implícita predomina el deseo de habilitar formas definidamente contrarias al peronismo kirchnerista. Su descalificación completa a todo el sistema político fue aceptada en términos absolutos por un tercio de los argentinos al extremo de detonar el viejo esquema bipartidista de peronismo y no peronismo.”El concepto global de un cambio drástico del país es mucho más popular que la instrumentación de algunas de las ideas que Milei planteó y que los votantes legitimaron durante la sucesión de elecciones” En el punto de partida, esa legitimidad de origen se presenta como un bloque compacto de apoyo unido por el deseo de cambio. Milei debería sin embargo tener presente que ese consenso para la transformación encierra matices que pueden desdibujarse si los resultados de la gestión no coinciden con las expectativas.En los estudios de opinión aparecen esas diferencias de intensidad y profundidad de las mutaciones que cada uno pretende. Es así como encontramos un nítido tercio del electorado respaldando las consignas originales del libertario.Ejemplo: la consultora Delfos, una de las pocas que pronosticó con precisión el resultado de la segunda vuelta, midió el apoyo a medidas concretas que podrían tomarse. En su última medición, Delfos registró que dolarizar tiene un apoyo del 28% y cerrar el Banco Central, del 30%. El aval a despedir empleados estatales alcanza al 31% y paralizar las obras públicas alcanza una valoración positiva del 33%.En cuanto a la promesa de privatizaciones, si bien mide un poco mejor que los conceptos anteriores, queda sin embargo más de 10 puntos porcentuales por debajo del total de los votos que obtuvo Milei el 19 de noviembre.El 36% acuerda vender YPF; el 41% apoya privatizar Aerolíneas, y entre el 41 y el 44% avala desprenderse de los medios de comunicación públicos.El concepto global de un cambio drástico del país es mucho más popular que la instrumentación de algunas de las ideas que Milei planteó y que los votantes legitimaron durante la sucesión de elecciones.El nuevo presidente postergó sin fecha la dolarización y el cierre del Banco Central por el apoyo relativo que tienen esas propuestas en las encuestas posteriores a su elección. De hecho, los argentinos le dieron un mandato para avanzar con sus propósitos disruptivos. La cancelación de algunos de los proyectos que lo llevaron al poder tiene una directa relación con la imposibilidad técnica de concretarlos.”Frente a sí, en la destrucción del sistema político tradicional y en la crisis económica que pide a gritos reformas estructurales, Milei tiene una gran oportunidad” Será durante la gestión que arranca mañana que Milei encontrará cuánta relación tienen sus postulaciones con los recursos que necesita para llevarlos adelante.En esa brecha, pero también en los resultados de mejora o empeoramiento de la situación que recibe, estará la suerte final de su gobierno y de todos los argentinos, como también la respuesta final a la pregunta de si Milei es un conquistador o un colonizador del poder.Frente a sí, en la destrucción del sistema político tradicional y en la crisis económica que pide a gritos reformas estructurales, Milei tiene una gran oportunidad. De los fragmentos de los dos viejos bloques políticos enfrentados puede tomar los recursos para construir su propia fuerza.Poner en marcha un plan para bajar la inflación y normalizar las variables elementales de la economía incluye en esta primera etapa un consenso para hacer un ajuste rotundo que, aunque doloroso, puede ser aceptado por vastos sectores de la ciudadanía alimentados por la expectativa de una mejoría a mediano plazo.El armado del nuevo gobierno, como los acuerdos para tener votos en el Congreso, mostraron a Milei haciendo uso de herramientas que había repudiado como candidato presidencial. Fue más parecido de lo que hubiese imaginado a Horacio Rodríguez Larreta, el gran derrotado por proponer acuerdo y consenso para gobernar.”Queda por ver si entre esos escombros el nuevo presidente encontrará recursos para una estructura propia” Es el mismo espíritu pragmático que el propio Milei está descubriendo en su debut como hombre en el poder, el que lo llevó a desplazar a sus propios incondicionales para poner en su lugar a actores ya conocidos pero ajenos para encarar los dos problemas de la Argentina: las crisis económica y de seguridad.Luis Caputo y Patricia Bullrich llegaron desde el macrismo, pero por propia cuenta, a sus decisivos respectivos ministerios, en un símbolo explícito de la desarticulación de un sistema de relaciones políticas y de las propias estructuras partidarias.Queda por ver si entre esos escombros el nuevo presidente encontrará recursos para una estructura propia, para la edificación de un nuevo oficialismo o si por el contrario será un presidente obligado a una eterna negociación con sectores que tratarán de canjearle, por ejemplo, leyes por fondos.Es lo que en principio se han propuesto los dos bloques de gobernadores del peronismo y de Juntos por el Cambio, a la vez independizados de los liderazgos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, pero con la intención de cambiarle votaciones en el Congreso por recursos.En el cruce de lo viejo con lo nuevo, entre las antiguas prácticas y los cambios que proponga el nuevo presidente se esconde la respuesta a la última esperanza de cambio de un país harto.Hay un presidente que prometió cambiar la Argentina y parte de un país que anticipa que no tiene paciencia y pretende cambiar a su nuevo jefe político. No se trata de un final abierto. Esto recién comienza.Sergio SuppoTemasJavier MileiConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Javier Milei”Enorme expectativa”. El presidente de Paraguay habló de las medidas que debe tomar Milei para liderar a la ArgentinaNuevo gobierno. Los planes de Iván Kerr para la secretaría de Vivienda: “Volver a los créditos hipotecarios”Infraestructura. Ferraro tiene algunas certezas en obra pública pero pocas definiciones en transporte
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