Los hogares son lugares de estabilidad, seguridad y sentido de pertenencia. Cuando se rompen, debido a un conflicto, como en Sudán, a la gente no le queda más remedio que huir. Esto significa no solo estar desarraigado de lo que para uno era familiar. También significa querer seguir con vida, cueste lo que cueste y a pesar de no saber lo que te espera. También perderlo casi todo, incluidos familiares y amigos, y enfrentarte a la posibilidad de no poder regresar nunca y no poder reunirte con tus seres queridos. Así es la historia de Abuk y de muchos otros que transitan y buscan refugio en Sudán del Sur.Seguir leyendo
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