Foto de archivo de Javier Milei habla durante un acto de campaña en 2021. (Anita Pouchard Serra/)Cuando las demandas sociales no son satisfechas por la política tradicional, se produce un fenómeno en el que reclamos que pueden no compartir nada en un principio, o incluso ser contradictorios, se unifican detrás de un líder o un “movimiento”. Estas figuras operan como “significantes vacíos”, personajes que aglutinan la pluralidad de demandas insatisfechas.La política tradicional debe asegurar que los ciudadanos puedan realizarse en un capitalismo que se ha hecho más desigual, complejo, y por momentos insostenible. El problema es que esa insostenibilidad del sistema crea sus propios fenómenos, que vienen con un supuesto discurso “antisistema” y encuentran terreno fértil en las fisuras que la política deja expuestas.El principal parecido entre Javier Milei, Donald Trump y Jair Bolsonaro, es es el estilo, propuestas inviables pero radicales –esto lo comparte sobre todo con Trump y Bolsonaro, pero no tanto con Meloni, que es mucho más tradicional al estilo italiano, donde ya hay un acervo fascista–, y el discurso de odio, violento, contra quienes reciben asistencialismo del Estado, la comunidad LGBTIQ+, los progresistas o todo aquel que identifica como un enemigo.Te puede interesar: Resultados elecciones PASO 2023: ¿quién ganó?Trump habla de “elites”, y Milei trajo a Argentina el término “casta”, que, paradójicamente, primero lo utilizó la izquierda radical española. A diferencia de Trump o de Meloni, Milei aboga por la desaparición casi total del Estado, mientras que la ultraderecha europea tiene un discurso de vuelta al Estado Nación clásico del siglo 20, que recuerda, en muchos aspectos, al fascismo, que no tiene nada que ver con la escuela austriaca en lo económico. Meloni y Le Pen, por ejemplo, suelen declararse enemigas de “las finanzas internacionales”; Milei jamás diría algo así.Mientras estas grietas se profundicen al punto de negar la existencia del otro como un sujeto cuyos argumentos merecen ser debatidos y escuchados, que esto derive en consecuencias violentas o sísmicas internas en los países no es altamente improbable.Estados Unidos es un caso paradigmático, donde incluso se llegó a asaltar el centro de la democracia capitalista por antonomasia, el Capitolio, y donde, al día de hoy, hay un sector del país que cree que el actual presidente es ilegitimo. Se trata, además, de una sociedad fuertemente armada, por lo que la discusión política, que ya está en un nivel alto de decibeles, por momentos absolutamente delirantes, puede derivar en algo más violento allí. Uno podría pensar que eso en Argentina no es posible, pero en un país con 30% de pobreza estructural y 45% -o quizás más- de pobres, ya nadie sabe muy bien qué es posible y que no.Análisis del voto a Javier Milei en las PASO (Ariel Torres) (Ariel Torres/)Al igual que en otros casos a lo largo del mundo, el fantasma del populismo acecha más que nunca en la Argentina. De un signo político diferente a otros que ya hemos tenido en el país, pero con una amenaza igual o, incluso, superior a la democracia pluralista.Los lideres mesiánicos tienden a erosionar las instituciones democráticas, como el Poder Judicial, los medios de comunicación independientes y el sistema de control y equilibrio de poderes. Esto puede debilitar la separación de poderes y socavar el sistema de pesos y contrapesos que es esencial para la democracia. A su vez, suelen desestimar la opinión de expertos y profesionales en distintos campos, lo que puede tener graves consecuencias en áreas como la salud pública, la educación y la toma de decisiones basada en evidencia. El populismo a menudo se basa en la idea de una “voluntad popular” unificada, lo que puede llevar a la marginación y la violación de los derechos de las minorías. Las políticas y acciones impulsadas por líderes populistas pueden ser perjudiciales para las minorías étnicas, religiosas o sexuales, así como para otros grupos vulnerables.En EEUU, cuando ganó Trump en 2016, estaba sub-medido. En Brasil, con Bolsonaro, pasó lo mismo cuando ganó en 2018 y cuando perdió en 2022. ¿Por qué acá iba a ser distinto? A estos movimientos los votan sectores muy desprotegidos y pobres donde las encuestadoras no llegan. En CABA y PBA no hubo “sorpresa” y se dio todo más o menos como auguraban las encuestas. Esta vez, el AMBA centrismo fue de las encuestadoras. Mientras un sector muy minoritario de la Argentina es propietaria, viaja afuera del país, salen a comer seguido, van a recitales internacionales o al cine, beben café de especialidad, compran libros o ropa, tienen consumos relativamente caros -dentro del contexto económico actual-, hay casi un 50% de gente que no llega a fin de mes y un 30% de pobreza estructural. ¿Qué esperaban?Te puede interesar: Javier Milei le respondió a Lali: “No sé quién es, yo escucho a los Rolling Stones”El voto emitido en las PASO, representa un claro descontento dirigido hacia el sistema partidario en su totalidad, indicando que posiblemente solo una minoría de quienes apoyaron a Milei compartan, o, incluso, comprenden verdaderamente sus posturas ideológicas, y han logrado ir más allá de las frases repetitivas en relación a la “casta” política. Lo cierto es que el escenario de cara a lo que viene es extremadamente complejo en lo político, y, gane quien gane, surge la incertidumbre sobre cómo el nuevo gobierno se desenvolverá, si logrará ejercer su autoridad, y cuál será el “costo social” de esto. A pesar del crecimiento económico del país, la situación macroeconómica se mantiene angustiante debido a las presiones y limitaciones impuestas.Como dice Mariana Moyano, enunciados que se suponen contundentes como “Limitación de derechos”, “Perspectiva de derecha”, “Impacto transformador”, son términos que buscan instaurar un sentido de inquietud, un recurso que, en sí mismo, no despierta entusiasmo. Para quienes las plantean, estas expresiones poseen implicancias desfavorables, mientras que quienes las escuchan perciben la posibilidad de un cambio sustancial. En ese sentido, las fuerzas políticas progresistas deben interpretar urgentemente el zeitgeist, si es que no quieren quedarse engullidas por el huracán populista. Aún no está todo dicho, pero hay indicios de hacia dónde puede ir el escenario político de cara a octubre. Sin embargo, el partido se encuentra lejos de estar definido. Faltan dos sets, que, seguramente, se van a definir en dos tie-breaks. Con muchas pelotas sobre los flejes. Y alguna que otra net.Seguir leyendo:Javier Milei trae incertidumbre mientras Wall Street reacciona a las elecciones en Argentina
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