Graciela Schvartz ha escrito una novela que habla de inmigración y olvido. Si es verdad, como asegura Luis Gusmán en este texto, que la verdadera italiana es la más política y a la vez, la más sentimental, “Jurame que nunca” (Emecé) debería inscribirse en esa tradición. Tradición de la que al mismo tiempo, por meras razones cronológicas, se encuentra desvinculada. Pero la literatura puede provocar filiaciones insospechadas como ésta. Hasta la nostalgia en Graciela Schvartz tiene un extraño aire de filiación: evoca a César Vallejo. Leer más